Una amiga mía leyó el post sobre la zoofilia y se decidió a confesarse conmigo en un mail. Aquí comparto con ustedes esta particular forma de sentir placer.
Eran finales de los noventa cuando empecé a adentrarme en esto de la Internet y los chats. Estaba fascinada con esta tecnología y me dispuse a explorar, a buscar información sobre lo que sea, estaba tan entusiasmada que muchas veces me quedaba hasta pasada la media noche si encontraba algo interesante. Luego fue que escuché la palabra “chat”, una cosa que empezó como cosa rara y luego se convirtió en un verbo de a diario; yo chateo, tú chateas, ellos chatean ¿chateamos?
Antes había más salas de chat, creo que ya casi no existen, eran espacios virtuales donde te encontrabas con desconocidos y chateabas en tiempo real. Era divertido ir de sala en sala encontrando gente distinta que hablaba de temas variadísimos. Un día me crucé con una sala roja, se llamaba “Sexo adultos” o algo así. Me llamó la atención el tema pero cuando entré nadie estaba hablando de sexo, hablaban de cualquier boludez, menos de sexo. Ya me iba a salir de la sala cuando recibí un PM (mensaje privado) que decía: “os gusta la zoofilia”, yo ni siquiera sabía de que hablaba, pero por curiosidad, ingenuamente, dije que sí, entonces recibí una página web. Cuando hice clic en ese link no pensaba ni remotamente que iba a encontrar mujeres teniendo sexo con perros, y créanme, no era una o dos fotos, eran cientos.
Lo que sentí cuando vi las fotos fue una mezcla de curiosidad y asco (aunque más por la chica que por la escena misma) me sentía también sorprendida o más bien intrigada. Si no vi todas las fotos, las vi casi todas, algunas eran “hermosas”, otras grotescas y sin gusto. Lamentablemente, mi ignorancia en cuestiones técnicas hizo que no volviera a encontrar esa página, pero en mi mente quedó la palabrita “zoofilia” y todo lo que ella encerraba.
Fue entonces que me convertí en una fetichista virtual, una espectadora “zoofilística”, buscaba fotos, relatos eróticos e incluso videos sobre ese asunto, mi única obsesión eran los perros, ni caballos ni burros, perros. Un día, mis padres se fueron de fin de semana con mi hermana, y yo me excusé diciendo que tenía cosas que hacer. Yo lo único que quería era quedarme en casa sola para hacer un experimento.
Yo quería saber qué sentían las mujeres de esas foto, quería saber sobre el placer oculto en la zoofilia. Entonces me decidí; fui a buscar a mi perro, lo acaricié y lo llevé a mi habitación, estaba temblando de los nervios, sentía ganas de vomitar y me sentía mareada, pero para ese momento ya era más fuerte que yo. Me quité los jeans y me quedé en ropa interior, me quedé quitecita para ver qué hacía él, mi perro.
Él se acercó, olfateó mis muslos, mis pies, me exploró como confundido sin saber si era o no una perra dispuesta para él. El juego duró un buen rato, pero luego de unos minutos me quité la ropa interior y, cerrando los ojos, dejé que sucediera. Aquello fue, posiblemente, el acto más sucio que había hecho en mi vida, pero deje que sucediera. Su lengua incansable y áspera frotaba mi clítoris, haciendo que me mueva y retuerza de placer, era tan intenso y, a la vez, tan placentero. Esa lengua mágica no sólo alcanzaba a cubrir sólo mi vagina, también recorría mi ano. Yo me estremecía de placer, tuve varios orgasmos en su ocico, uno… dos… tres…
Cuando decidí que era suficiente lo saqué de mi habitación, me quedé sentada pensando en lo que había hecho, el olor del perro inundaba la habitación, mi cuerpo, mis piernas temblaban. Luego me duché por una hora, lavé mi vagina con agua caliente, sentía que ella ya no era mía, le pertenecía a mi perro, literalmente me había inaugurado como su perra.
No lo volví a repetir en un buen tiempo, pero estando en mi cama, pensaba en lo que había hecho y pensaba en repetirlo. Me decía que de alguna manera debía aprovecharlo ¿acaso no tenía una lengua sólo para mí, disponible las 24 horas para el sexo oral? Sólo era cuestión de poner mi vagina en su hocico y listo.
El correo termina ahí, pero me ha prometido más sobre el asunto. Espero que les haya parecido interesante y que, seguro a algunos, los haya prendido un poco. Un beso a todos.
Hola: si quieres compartir algo conmigo, fotos, dibujos, historias, etc, escríbeme a lulunaluna@gmail.com. También me dices si quieres que lo publique y bajo qué seudónimo (me reservo el derecho de edición)
sábado, 28 de noviembre de 2009
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3 comentarios:
yo podría hacer esa labor de tu perro y le pasaría mi lengua llenándola de placer hasta que que llegue al extasíe de el orgasmo placentero
Se lo comunicaré a mi amiga
sera verdad?
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